La capa profunda de la piel es la
dermis, compuesta sobre todo de tejido conjuntivo que contiene colágena y
fibras elásticas. Las pocas células que hay aquí son fibroblastos, macrófagos y
algunos adipocitos. La dermis posee vasos sanguíneos, nervios, glándulas y
folículos pilosos. De acuerdo con su estructura tisular, la dermis se divide en
capas papilar superficial y reticular profunda.
La capa papilar es la porción
superficial de la dermis y le corresponde una quinta parte del grosor total de
la dermis. Consiste en tejido conectivo de la dermis contiene fibras elásticas
finas. Su área superficial aumenta considerablemente gracias a pequeñas
protuberancias digitiformes llamadas papilas dérmicas. Estas estructuras
penetran en la epidermis y contienen asas capilares. Algunas papilas dérmicas
también incluyen receptores táctiles, denominados corpúsculos táctiles o de
Meissner, que son terminaciones nerviosas sensibles al tacto. En las papilas
dérmicas, también existen terminaciones nerviosas libres, o sea, denditras que
carecen de especialización estructural apreciable. Dichas terminaciones envían
impulsos que finalmente se traducen en sensaciones de calor, frío, dolor,
cosquilleo y comezón.
La parte profunda de la dermis es
la capa reticular que consiste en tejido conectivo denso e irregular con haces
de fibras de colágena y algunas fibras elásticas gruesas. Los haces de fibras
colágenas de esta región se entrelazan a manera de red. Los espacios entre las
fibras están ocupados por unos cuantos adipocitos, folículos pilosos, nervios,
así como glándulas sebáceas y sudoríparas.
La combinación de fibras de
colágena y elásticas en la capa reticular proporciona a la piel su resistencia,
extensibilidad (capacidad para extenderse) y elasticidad (capacidad para
regresar a su forma original después del estiramiento). La extensibilidad de la
piel es fácilmente apreciable en embarazadas y obesos. Los pequeños desgarros
que ocurren en la dermis con el estiramiento excesivo producen las estrías o
marcas de estiramiento, apreciables en forma de franjas rojizas o plateadas
sobre la superficie cutánea.
HUELLAS DIGITALES
La superficie de las palmas,
dedos de las manos y de los pies, así como de las plantas de los pies está
marcada por una serie de rebordes y depresiones. Pueden ser rectas o en forma
de asas o espirales, como en la yema de los dedos. Estos rebordes epidérmicos se
forman durante los meses tercero y cuarto de vida fetal, cuando la epidermis se
adapta al contorno de las papilas dérmicas subyacentes de la capa papilar. Los
rebordes sirven para mejorar el asentamiento de las manos o aumentar la
fricción de los pies. Los conductos de las glándulas sudoríparas se abren en la
parte superior de los rebordes epidérmicos como poros sudoríparos, por lo que
la combinación del sudor y rebordes forma las huelas digitales (o Huella del
pie) al contacto con un objeto liso. La disposición de los rebordes está
determinada genéticamente y es única para cada persona. Normalmente no se
modifica durante el ciclo vital, salvo por su crecimiento, de modo que sirve de
base para la identificación mediante las huellas digitales o del pie.